La otredad en Octavio Paz: surrealismo, psicoanálisis y ontología

En el prólogo a El arco y la lira (1956), Octavio Paz señala que ya, en 1945, tenía conocimiento del existencialismo --así le llama al conjunto formado por la fenomenología y la ontología heideggeriana--, gracias a “mis lecturas de Husserl, Heidegger y otros filósofos alemanes”. Esto lo dice en la é...

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Main Author: Sanchez Benitez, Roberto
Format: Artículo
Language:spa
Published: 2018
Subjects:
Online Access:http://ijp.tamu.edu/blog/?page_id=831
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Summary:En el prólogo a El arco y la lira (1956), Octavio Paz señala que ya, en 1945, tenía conocimiento del existencialismo --así le llama al conjunto formado por la fenomenología y la ontología heideggeriana--, gracias a “mis lecturas de Husserl, Heidegger y otros filósofos alemanes”. Esto lo dice en la época en que estuvo en Francia como diplomático y traba contacto estrecho con André Bretón, de quien se había mantenido distante, incluso sin haber reparado mucho en la visita que éste hiciera a México en 1938. De acuerdo con la crítica especializada, Heidegger fue el “filósofo-poeta que más apreciaba Paz” (Domínguez 2014, 246); ya presente incluso en su famoso El laberinto de la soledad (1950), sobre todo en sus dos primeras partes. El conocimiento que tuvo de estas tendencias de la filosofía contemporánea europea pueden establecerse un poco antes: en una nota de su libro consagrado a su poética, Paz destaca la importancia que tuvo para su generación la famosa Revista de Occidente (1922), dirigida por José Ortega y Gasset, donde leyó algunas traducciones y referencias a y de dichos pensadores alemanes. En 1931, los estudiantes que asistían a la UNAM comenzaron a conocer la fenomenología y el existencialismo. Dice Paz: “No entendíamos gran cosa de las investigaciones lógicas de Husserl pero leíamos con pasión, entre otros a Max Scheler […]. Un poco después tuvimos una revelación fulminante: un ensayo de Heidegger, aparecido en Cruz y Raya, cuyo tema era precisamente la nada” (2014, 660). De la misma manera, Paz reconoce la llegada de José Gaos con el exilio español, gran traductor de Ser y tiempo, como sabemos, aunque con el título de El ser y el tiempo. Además de algunas introducciones francesas al pensador alemán, y del conocimiento directo de Kant y el problema de la metafísica (1929) y la Introducción a la metafísica (1935) , Paz habrá de usar la famosa Introducción a El Ser y el tiempo de Martin Heidegger (1951) del español, entre otras referencias, para el que es el libro central de su poética, donde es posible encontrar un desarrollo peculiar de la ontología heideggeriana relativo a la nada, la angustia, el estado de yecto, la otredad, la finitud, la caída y el ser para la muerte (tema caro a la cultura mexicana en el que Paz tomará en cuenta los hallazgos del poeta “contemporáneo” Xavier Villaurrutia, otro fenomenólogo temprano en México). Habremos de centrar nuestro análisis en dichas nociones, en aras de un mejor entendimiento de la poética pacena. Pero no menos importante, en este momento, es su relación con las vanguardias artísticas, en particular con el surrealismo, así como la forma en que supera el escollo que representaba el psicoanálisis para dicha corriente, lo cual hace gracias a su conocimiento de la fenomenología. En nuestro afán de ofrecer un análisis más preciso de lo anterior, comenzaremos por resituar esto último (“Yo pertenezco a una generación que surgió de la vanguardia” , llegó a sostener), así como de la crítica paciana al psicoanálisis freudiano, en particular, para después dar paso propiamente al manejo que Paz hace de las categorías heideggerianas indicadas. Se habrá de poner en evidencia un entrecruzamiento de información, y perspectivas, entre la crítica especializada de forma que, aspectos poco tratados con profundidad sean destacados. Sin duda que lo alcanzado por dicha crítica es sumamente relevante, pero no resulta una tarea banal insistir en cuestiones que han quedado a nivel descriptivo.